Cuando te toca buscar uno, difícilmente vas a conseguir el que quieres y como lo quieres. Tienes que conformarte con lo que encontras en el mercado que mejor se adapte a tu presupuesto y necesidades claro!
Si comprás un carro nuevo,
te sientes dichosa y feliz aunque te cueste todo lo que tenias ahorrado, o te
endeudes hasta el cuello. Igualito que cuando te casas! Y es que tienes la
sensación que ese carro nuevo, divino te va a durar para siempre, que nunca te va a dar
problemas, y que si acaso serás tú la que lo abandone y no él!
Mientras el carro (hombre) está nuevo, todo camina sobre ruedas! Huele delicioso, no hace ningún ruido, te da gusto usarlo y manejarlo y no te
importa pagar en el carwash el paquete más caro para mantenerlo impecable,
lustroso y ordenado!
Pero el tiempo pasa y poco a poco un
cierto tufillo a polvo, a humedad, a viejo, van desplazando el olor a nuevo. Irremediablemente con los años empiezan a fallar (carro y marido) un ruido por aquí,
otro por allá. Comienzan los viajes al taller (aplíquese médico u hospital para
el caso del hombre) todo se les afloja o se les desgasta. Aunque funcionen y den las
mismas vueltas, perdimos el encanto que nos convenció para adquirirlos. Además es un fastidio usarlo y manejarlo. Lo haces porque "ni modo", pero sólo de sentirle ese tufillo te duele la cabeza. Si se te ocurre salir a la calle con el pobre, de plano siempre te encuentras a otra con uno mejor que el tuyo y eso siempre nos genera a las féminas una incómoda envidia.
Sabemos cómo hacerlos
caminar que vayan donde queremos que vayan, pero no conocemos su mecánica y no
nos interesa conocerla mientras nos complazcan. Además, siempre nos olvidamos
de revisarles el agua y el aceite. Así, no nos damos cuenta cuando ya
están secos o con el aceite quemado, entonces empiezan a generarnos problemas!
Nos fallan los pobres! Cuando nos comienzan a fallar, nos hartamos de ellos,
vivimos reclamando de lo que nos cuesta el taller, los repuestos…Pero quedarnos
sin ellos es una tragedia, una incomodidad, nos afecta en nuestra estabilidad
física, social, económica y emocional!
Procuramos no cambiarlos a
menos que ya tengamos algo seguro. Si quieres deshacerte de tu carro o marido
es muy difícil pues aunque no lo queramos admitir, nos generan una gran dependencia. No damos una vuelta sin ellos! Cuando de plano te colma la paciencia lo terminas cediendo por
casi nada de plata. Al menos la plata que conseguís a cambio nunca es
suficiente!
Si tenemos un carro divino y lo dejas solo, todas se quieren montar en él y claro te da miedo dejarlo salir a la calle porque cualquiera te lo puede robar, o no lo quieres maltratar y exponer al público. Pero tengamoslo presente si tenemos un carro carcacha y feito, siempre hay un ladrón que está dispuesto a llevárselo, sobre todo si dejas dentro de él algo que parezca de valor.
Los carros como los hombres a pesar de todo, no podemos vivir sin ellos!
Buenísima asociación xD jajaja, siempre me divierten sus teorias
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